4 razones que explican la «fatiga de zoom» y sus soluciones

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Fatiga de Zoom

Demasiado contacto visual

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En una reunión convencional podemos desviar la mirada durante unos segundos varias veces sin que nadie se extrañe o se de cuenta, sobre todo, si somos unos cuantos. En las aplicaciones online, la mirada suele ser más mantenida, tanto si observamos a quien habla como si nos observan a nosotros. Al poder ver a todos los participantes en una pantalla es fácil darse cuenta tanto del que está atento como del que está distraído. Por ello, se crea la necesita de estar pendiente al que habla.

Por otro lado, este contacto visual se genera en un marco de una cercanía visual atípica. Cuando acudimos a una reunión tradicional, nuestros interlocutores suelen situarse a más de dos metros de nosotros, incluso si alguien expone un tema, puede encontrarse a varios metros más. En las reuniones digitales, a pesar de que la distancia es grande, la sensación que produce la cámara es de una gran cercanía, ya que observamos el rostro de la otra persona muy de cerca. Este hecho no ocurre en las reuniones presenciales, por lo que podemos sentir que se invade nuestro espacio personal.

Bailenson asegura que el rostro del interlocutor lo vemos tan cerca que normalmente suelen ser espacios cercanos reservados para personas con quien solemos tener una relación más íntima. En este punto destacan dos factores: cercanía y mirada. Cuando estamos muy cerca de alguien, nuestro mecanismo es desviar la mirada, pero en las reuniones digitales esto no es posible, por lo que se produce una sobrecarga de tensión que puede acabar produciendo un gran desgaste.

Consejo: Bailenson aconseja no usar la pantalla completa, así como alejar un poco la cámara e incluso usar un teclado externo para alejarnos nosotros mismos de la pantalla.

Sobrecarga del lenguaje no verbal

Otra explicación que argumenta el investigador, es la sobrecarga del lenguaje no verbal. En una reunión tradicional todos los gestos quedan al descubierto, sin embargo, en una reunión on-line debemos esforzarnos para que el lenguaje no verbal quede registrado en un marco de visión muy concreto. Este aspecto desgasta tanto al que habla como al que atiende. El que habla debe procurar que su lenguaje no verbal sea bien percibido y el que atiende tendrá que esforzarse en descifrarlo.

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Un ejemplo que pone Bailenson son nuestras señales de asentimiento con la cabeza. Normalmente podemos asentir dos o tres veces cuando estamos de acuerdo con alguna idea, pero en las reuniones on-line podemos llegar a asentir el doble de veces y de forma más marcada para que el interlocutor capte nuestro mensaje.

Consejo: Las recomendaciones que ofrece Bailenson van desde tomar descansos hasta realizar las reuniones por teléfono si fuera posible.

Efecto espejo

El efecto espejo que provocan las videollamadas puede llegar a desgastarnos. Pero, ¿por qué? Bailenson asegura que al vernos todo el rato en la pantalla del ordenador tendemos a autoevaluarnos de forma continua. Al estar expuestos a nosotros mismos se produce una autoevaluación tanto de nuestro aspecto como de nuestro desempeño que añade más desgaste a las reuniones virtuales.

Consejo: Si el programa lo permite, evitar vernos.

Escasa movilidad

En una reunión presencial podemos adoptar diferentes posturas en una misma silla, pero cuando esto lo hacemos en una reunión virtual, al estar tan enmarcados podemos llegar a salirnos de la imagen. Incluso cuando tenemos una reunión vía telefónica podemos pasear por toda la casa sin que nuestro interlocutor lo aprecie. Por ello, el hecho de permanecer en un espacio tan reducido puede llegar a suponer un esfuerzo extra que acarrea un aumento del desgaste.

Consejo: alejar un poco la cámara para que podamos cambiar de postura sin salirnos de la imagen y/o crear un ambiente propicio para incluso poder levantarnos mientras hablamos.

Fatiga de Zoom: nuevos tiempos

La fatiga de Zoom parece un fenómeno que ha llegado para quedarse, sin embargo, es importante remarcar que para que esta fatiga se produzca las reuniones deben tener cierta frecuencia. Obviamente no es lo mismo una reunión semanal que siete. Por ello, para aquellas personas que tengan una reunión de vez en cuando será difícil que sientan esta fatiga. Pero otro lado, las que sí vean en la necesidad de pasar una gran parte de su tiempo delante de una webcam, será de lo más recomendable que apliquen los consejos que ofrece el doctor en psicología Jeremy Bailenson.

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