
8 estrategias útiles para mantener tus logros
Es siempre demasiado pronto para renunciar. Norman Vincent Peale
A numerosas personas les ocurre que tras alcanzar ciertos logros, aquello que hemos ganado con tanto esfuerzo se esfuma poco tiempo después. Uno de los casos más habituales que podemos ver a diario es el de las dietas de adelgazamiento. Después de semanas de esfuerzo y tras haber perdido un número considerable de kilos, con mucho pesar nos damos cuenta de que hemos vuelto a ganar ese peso poco tiempo después.
Superar las recaídas
1. Cuando vuelvas a caer en las viejas emociones que te atormentaban (ansiedad, tristeza, etc.) céntrate nuevamente en los pensamientos y conductas que ya habías cambiado antes de mejorar y vuelve a trabajar sobre ellos.
2. No dejes de pensar. Tu capacidad para pensar es tu mayor y más valiosa herramienta. Piensa en ideas realistas que desplacen los que te producen tanta angustia, para así poder lograr emociones más apropiadas.
3. No temas asumir riesgos, eso sí, calculados. No seas temeroso pero tampoco temerario. No renuncies a las oportunidades que te surjan por no asumir algún riesgo tan básico como equivocarte o hacer el ridículo. Enfréntate a aquello que temes y hazlo de forma repetida, hasta que no suponga un reto para ti.
4. Evita la postergación. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Empieza ahora mismo con tus tareas para luchar contra tus alteraciones emocionales.
5. Sé realista. Acepta el hecho de que el mundo es como es, independientemente de cómo nos gustaría que fuera y trabaja en buscar alternativas a tus quejas y preocupaciones si no te van a llevar a ninguna parte.
6. Asume que eres tú quien decide cómo pensar, cómo sentir y cómo actuar y no son los demás ni las circunstancias quienes lo deciden.
7. Busca satisfacciones y placeres de forma racional. Trata de encontrar actividades, hobbies, haz deporte, lee, sal a pasear, realiza trabajos de voluntariado…
8. Si se te presenta la ocasión, trata de ayudar a otras personas con lo que has aprendido. El hecho de enseñar a otros aquello que sabemos, hace que se nos fije ese conocimiento con más intensidad y nos llena de fuerza para seguir luchando.
Y recuerda:
Somos aquello que hacemos repetidamente, por lo tanto, la excelencia no es un acto sino un hábito. Aristóteles