Cómo detectar mentiras

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Mentimos mucho y decimos muchas mentiras al día, por lo que detectar mentiras puede ser muy importante (Universidad de Michigan, 2010, como se cita en Telemadrid, 2021). La media está en 20 mentiras al día, aunque podemos decir hasta 200. Aunque nos cueste reconocerlo, todos mentimos. Ya sea para quedar bien o para evitar la consecuencia de algo que negamos que hemos hecho si creemos que nos puede perjudicar. Entre las mentiras se incluyen:

    • Medias verdades
    • Ocultar la realidad
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  • Disfrazar la verdad
  • Afirmar que algo es verdadero cuando no lo es

Es importante para nuestra vida cotidiana, por ejemplo para saber cuando un político está mintiendo en su campaña. También es importante saber cuando un alumno está mintiendo, o un paciente. Cuando un aspirante a un trabajo te está mintiendo sobre su currículum vitae es importante saber que lo está haciendo. Cuando un paciente nos cuenta muchas cosas, no podemos creer que todo será verdad.

Contenido

Teoría de la detección de mentiras a través de las microexpresiones faciales

Curiosamente, las personas para las cuales detectar mentiras es parte de su trabajo habitual (como policías, jueces, etc.) no lo hacen mejor que las demás (Aamodt y Custer, 2006; Bond y DePaulo, 2006, como se cita en Masip y Herrero, 2015). De hecho, Bond y DePaulo (2008) muestran en un innovador trabajo que los buenos detectores no existen: la variabilidad de las personas en capacidad de detección es nimia. En resumen: los seres humanos somos incapaces de determinar si alguien miente o dice la verdad a partir de la observación de su conducta (como se cita en Masip y Herrero, 2015).

Ekman (2008) en su libro sobre las mentiras, nos cuenta que, incluso siendo buenos actores, siempre habrá gestos y microexpresiones que nos delaten. En nuestro rostro, cuerpo, cabeza… habrá algo que delatará. Una microexpresión es una expresión facial realizada de manera involuntaria y automática y que, a pesar de durar menos de un segundo, podría utilizarse para conocer el estado emocional de la persona que la realiza.

Paul Ekman también creo el FACS o sistema de codificación de la acción facial, donde se analizan posiciones de la cabeza y de los ojos para reconocer las emociones a partir de los músculos faciales (Ekman, 2003). Ekman llegó a la conclusión de que somos capaces de reconocer las principales reacciones emocionales según las posiciones de los músculos de la cara. Cualquier persona normal puede desarrollar 3000 combinaciones musculares en su rostro. A veces encontramos a gente que multiplica esa capacidad expresiva porque alcanza registros que el resto no podemos.

Método FACS (Paul Ekman)

Este método permite identificar que en el rostro hay tres franjas:

  • Franja superior: musculo de la frente, ojos, cejas y párpados.
    • Musculo orbicular de los párpados
  • Franja central: músculos de la nariz y mejillas.
    • Piramidal de la nariz
    • Transverso de la nariz
    • Mirtiforme
    • Dilatador de la nariz
  • Franja inferior: músculos entorno a la boca, barbilla y maxilares.
    • Buccinador
    • Orbicular de los labios
    • Elevador común del ala de la nariz y del labio superior
    • Elevador propio del labio superior
    • Musculo canino
    • Cigomático mayor
    • Cigomático menor
    • Risorio
    • Triangular de los labios
    • Cuadrado del mentón
    • Borla del mentón
    • Masetero

Indicadores para detectar mentiras

Parpadear mucho, respirar agitadamente y mirar hacia otro lado no son necesariamente señales de que alguien esté mintiendo (Rodríguez y Berbell, 2023). Creer que detectar mentiras es así de simple, solo demuestra que la ficción nos condiciona más de lo que pensamos. Sin embargo, sí es posible detectar la mentira a través de algunos gestos. Pillar a un mentiroso no es tan fácil como la gente suele creer, sobre todo si le miras a los ojos, como suelen hacer la mayoría de las personas, porque el mentiroso tiende a centrarse en su cara para ejercer el control y no ser descubierto.

Aunque hay algunas señales que aparecen más frecuentemente entre mentirosos, que entre quienes cuentan la verdad; sin embargo, no ha sido identificada una señal universal de mentir (Rodríguez y Berbell, 2023). Ya que no todos los mentirosos muestran el mismo comportamiento. Un mentiroso puede disminuir el contacto visual, mientras que otro puede aumentarlo en respuesta a la misma pregunta.

 

Algunos signos delatores de mentiras son:

  • Desviamos la mirada hacia laterales o arriba o abajo
  • Congelamos la expresión facial más tiempo del natural. Siendo sinceros tenemos más expresividad.
  • Elevamos el tono de voz respecto al tono medio tratando de impresionar con el énfasis.
  • Damos detalles innecesarios para acentuar la veracidad.
  • Tenemos mayor agitación respiratoria y cardiovascular en el momento en el que mentimos.
  • Tocamos partes del cuerpo (sobre todo la cara).
  • Nos frotamos las manos o cambiamos de postura buscando distracción.
  • Sonreímos artificialmente para ganar credibilidad, aunque se puede detectar si se sabe algo sobre la sonrisa de Duchenne.
  • Sentimos más picor, enrojecimiento facial, sequedad de boca y sudoración. Aumenta la conductancia de la piel porque sudamos más.
  • Nos empeñamos en resultar creíbles y en justificarnos.
  • Si estamos siendo interrogados, daremos respuestas demasiado parcas o llevamos un discurso con mucha pinta de ser prefabricado.
  • Hay mucha contradicción y apenas hay coherencia

Secuencia de la expresión de las emociones

Para que las emociones se traduzcan en una expresión facial, ocurren diversos procesos en nuestro cerebro para que se pueda dar. La secuencia sería:

  1. Acontecimiento o estímulo cualquiera que pueda provocar alguna emoción en el sujeto
  2. El estímulo produce una descarga sensorial en el córtex. Esta alerta sensorial no tiene interpretación, sino que solamente le llega la descarga.
  3. Activación del hipotálamo
  4. Nervio trigémino: transporta la información desde el hipotálamo a los músculos faciales para que compongan las facias de la emoción
  5. Se activan los músculos faciales
  6. La información sobre qué cara estamos poniendo vuelve a viajar a través del trigémino al córtex. Aquí el córtex interpreta ya la emoción (estoy triste, asqueado, rabioso…). Esa experiencia la interpretamos y llamamos emoción.
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