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El efecto ajá o Eureka
El efecto Ajá o Eureka
La expresión eureka proviene del griego héureka, que significa ‘lo he descubierto’. Es muy conocida la historia según la cual el matemático Arquímedes de Siracusa pronunció esta exclamación luego de que una gran idea vino a su mente, y que hoy se conoce como el Principio de Arquímedes.
Así, en la actualidad quienes desean celebrar un gran descubrimiento, o la salida a un problema, también suelen exclamar la famosa palabra: ¡Eureka!
Paradójicamente, este momento de destello suele venir cuando la persona ya ha dejado de pensar de forma obsesiva en el problema. Es entonces cuando, de manera asombrosa, aparece “la visión”, como también le llaman, o esos segundos de epifanía o revelación.
Este efecto ajá podría atribuirse a una experiencia en la que la memoria tiene una participación importante, no obstante, no todos los autores que han abordado el fenómeno han llegado a un consenso al respecto.
A esta experiencia o efecto también se le ha denominado insight, el cual es un término empleado para dar cuenta del proceso por medio del cual los problemas que antes no tenían solución la comienzan a tener.
De modo que, una persona que hace insight puede resolver un asunto con más precisión que quien no lo hace.
¿El efecto es de verdad una experiencia “repentina”?
Muchos se han preguntado si realmente este efecto es una experiencia que se da de repente o si hay un estado de preparación que le antecede.
La interrogante no es nueva. De hecho, hace mucho ya Louis Pasteur había comentado que: “El azar favorece solo a la mente preparada”, es decir, que ese esclarecimiento del efecto ajá cuenta con una mente entrenada.
Tomando en consideración los estudios más actuales, se podría considerar que hay una actividad cerebral que es previa a la resolución del problema y, si esto es así, entonces muchas personas podrían prepararse para tener ese momento increíble.
Quienes hacen insight, por ejemplo, suelen tener una actividad cerebral mucho mayor en las áreas del lóbulo temporal y frontal, relacionadas con el procesamiento de conceptos y otros aspectos cognitivos.
Una persona, entonces, podría tratar de introducir modificaciones en la línea de pensamiento en esos momentos en los que se sienten vencidos por un problema y permitir el flujo de otros pensamientos que no sean relevantes al problema en sí.
Una investigación titulada En busca de la experiencia del efecto ajá descubrió que la mayoría de los participantes involucrados habían vivido muchas emociones antes del dichoso momento.
La emoción más informada fue la de felicidad, por lo que el estudio, tras aplicar varios experimentos, concluyó con que las emociones positivas son las que están más cercanas a este estado de cognición.