El estilo de vida «lagom»de Suecia, el secreto de la felicidad

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Claves del estilo de vida “lagom”

Seguro que en alguna ocasión has oído hablar sobre el “hygge” danés y sus aportaciones al bienestar. Este hace alusión a un estado de bienestar procedente de las pequeñas cosas y de encontrar la felicidad en la comodidad de nuestros hogares y en la cotidianeidad.

Pues en el caso del lagom, el fin es el mismo que en el anteriormente mencionado, aunque es un poco diferente a la filosofía de vida danesa a la que se refiere el término Hygge. Este estilo de vida se basa en la moderación, la sostenibilidad y en intentar vivir siendo más consciente de nuestras necesidades.

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El hecho de que se denomine así es porque realmente no existe en español una palabra que haga referencia a este estado. Es la razón por la cual se ha adoptado el propio término sueco para entender mejor su significado y no alterarlo nombrándolo con otra palabra que no recoge todos sus matices.

Aún así, para que entendamos mejor lo que significa, podríamos traducirlo como algo similar a “lo suficiente”. Es decir, esta filosofía alude a tener lo justo para cubrir nuestras necesidades, sin excesos, todo en su justa medida.

Pero, ¿por qué esta receta puede hacer que seamos más felices? Según la idea del “lagom” sueco, el exceso nos hace poner el foco en la acumulación, el desorden, lo que nos hace tener la sensación de inconformismo constante y necesidad de tener más.

La filosofía del “menos es más”

Una vez entendido este término, podríamos trasladarlo a una especie de “menos es más”. Esto quiere decir que con menos estímulos lograremos tener un espacio de paz mental muy necesario que nos hará alcanzar el equilibrio.

Es por ello que, a nivel psicológico, el lagom nos aporta muchos beneficios. El primero de ellos, es que ayuda a alcanzar un equilibrio mental, algo muy necesario en una sociedad que prácticamente se ha rendido al estilo de vida acelerado y dominado por el estrés.

En ese sentido, es precisamente este estilo de vida el que incita a que se consuma en exceso y crea unas necesidades que, en la mayoría de los casos, no son reales, sino más bien un invento.

El “lagom”, sin embargo, apuesta por la sencillez, por la practicidad, por una filosofía de vida en la que sepamos apreciar lo que tenemos. Esto no quiere decir que nos convirtamos en unos conformistas, pero sí que ayuda a aprender a valorar la tranquilidad y a encontrar esa paz interior tan ansiada a veces.

Para aplicar el “lagom” es necesario aplicar también un cambio de enfoque en nuestra vida, hacer un trabajo interior de búsqueda de nuestras prioridades. Implica desaprender muchas de las conductas aprendidas, dejar de desear lo que desean otros y ver qué es lo que realmente nos hace felices a nosotros mismos.

Este es uno de los aspectos que más frustraciones causa en las personas: ver la vida del vecino o de nuestros amigos, cómo estos ganan más o tienen más que nosotros, o cómo estos nos muestran una vida más feliz de lo que en realidad es.

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