El lecho de Procusto: cuando no aceptamos ideas diferentes a las nuestras

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¿Quién fue Procusto?

En la mitología griega se hace mención a un personaje llamado Procusto o Procustes, que significa ‘estirador’.

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También se le menciona como Damastes, cuyo significado es ‘controlador’, y era un bandido que ofrecía un trato cordial a las personas, pero para llevarlas hasta su negocio y luego torturarlas.

Se cree que Procusto era hijo de Poseidón. Su negocio consistía en ofrecer hospedaje en una posada ubicada en Ática, aunque otras versiones dicen que el lugar se encontraba en las afueras de Eleusis.

De cualquier modo, los viajeros solitarios se encontraban con la posada de Procusto, quien los invitaba a descansar.

Incautos, una vez que los viajeros estaban acostados en el lecho de Procusto, este hábil delincuente los amordazaba y los ataba a las esquinas.Lecho De Procusto

En el caso de que la víctima fuese alta y su cuerpo no entrara en la cama, Procusto serraba las partes sobresalientes.

¿Qué significa la expresión “El lecho de Procusto?

Actualmente se usa la expresión “el lecho de Procusto” para hacer referencia a todas esas personas que al momento inicial se muestran amables, pero, después quieren controlar a los demás, ajustándole a su forma de entender el mundo.

Así como Procusto ajustaba a los viajeros al tamaño de su lecho, hay quienes pretenden que los demás vean el mundo de la misma manera que ellos.

Quienes desean someter a los demás a su lecho no reconocen las ideas de los demás, sino que las invalidan.

Estas personas controladoras también son rígidas en cuanto a su forma de pensar y raramente se muestran flexibles ante nuevas ideas.

En la vida cotidiana también se les puede reconocer en varios contextos como, por ejemplo, cuando en un trabajo un jefe siente temor de que un subalterno le supere.

Llevar una forma de ver el mundo, como el lecho de Procusto, puede ser realmente peligroso, sobre todo porque las decisiones que se tomen estarían inhibiendo la posibilidad de crecimiento y esto se puede aplicar en muchos escenarios, incluido el empresarial.

En el ámbito educativo, aplicar el lecho de Procusto puede ser mucho más peligroso, ya que anularía el libre pensamiento.

Al respecto de esta metáfora, el médico Pablo Young, adscrito al Servicio de Clínica Médica, en Buenos Aires, reveló en una nota editorial que en la medicina también es común ver este síndrome de Procusto.

Young citó el ejemplo de aquellos médicos que desean que todo se ajuste a lo que ellos piensan, haciendo así sufrir a los pacientes.

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