El síndrome Shrek, cuando tu propio aislamiento te convierte en un ogro

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¿Qué es el Síndrome de Shrek?

¿Quién no ha visto la película Shrek? Ese famoso ogro de color verde que vive en un pantano y que odia estar en compañía. A pesar de ser un personaje ficticio, muchas personas logran identificarse con esta “fiera”, en el sentido en que también son poco sociables, emocionalmente herméticos y algo torpes en la forma de relacionarse con los demás.

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Podemos creer que todas estas características pertenecen a personas inseguras o introvertidas, pero la verdad es que son señales de padecer el síndrome de Shrek. Un conjunto de síntomas que se aglomeran para favorecer el aislamiento autoimpuesto, como producto de haber vivido historias difíciles como una infancia muy dura. Es por ello que, en este artículo, hablaremos más sobre esto.

Existen personas que se transforman en ogros en la vida real, al aislarse en sus propios «pantanos» y rechazando a todos los que se les acercan.

A pesar de que el “síndrome de Shrek”, clínicamente no es reconocido, este término se utiliza para describir a aquellas personas que tienen características muy similares a este verde personaje, entre las cuales se encuentran:

  • Preferencia a la soledad que estar en compañía.
  • Evitan en lo posible interactuar con otros.
  • Con gran frecuencia, estas personas expresan su hostilidad y son altamente irritables.
  • Les cuesta conectarse emocional y sentimentalmente con los demás.
  • Descuidan su aspecto físico y su entorno.

Causas que originan el Síndrome Shrek

Las causas que originan el síndrome Shrek suelen ser variadas y dependen de las experiencias que han vivido las personas, lo cual afecta su percepción del mundo y la confianza que tienen en los demás. Entre las principales causas tenemos:

  • Poca autoestima: Cuando una persona se siente inferior a otros, suele aislarse por voluntad propia. Esto también va de la mano con la apariencia física, pues las personas que se sienten poco atractivas se suelen retraer, al no sentirse al mismo nivel de los demás.
  • Personalidad introvertida: Si bien, la timidez no es un problema o es algo que puede superarse, en algunos casos, suele llevar a un aislamiento excesivo, debido a que influye de forma negativa en la capacidad de comunicación, interacción y seguridad para exponernos.
  • Experiencias traumáticas: Pasar por pérdidas significativas, tener padres abusivos, ser víctima de bullying o haber pasado por una experiencia de abusos, también contribuye a tener mecanismos de defensa como aislamiento y hostilidad.
  • Miedo al rechazo: Muchos utilizan el miedo al rechazo como excusa para ser agresivos o poco tratables. Ya que, en su mente, es preferible lastimar a ser lastimados, es decir, se convierte en un arma de defensa.
  • Dificultades de comunicación: No solo para hablar con otras personas, sino para expresar sus sentimientos e incluso para dar discursos de cualquier tipo. Haciendo que prefieran mantenerse callados y aislados, así no necesitan hablar con nadie.
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