¿En qué consiste el Ben Franklin Effect?

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El efecto Ben Franklin consiste en la manera en que percibimos una persona de la que recibimos ayuda o ayudamos. Muchas veces podemos llegar a pensar que solo hacemos favores o asistimos a aquellos que nos caen bien, sin embargo, esto no pasa en todos los casos. De eso se trata el efecto Ben Franklin.

Según los especialistas, es una técnica que genera simpatía en las personas que hemos tratado poco o que no le agradamos lo suficiente. El origen de esta teoría es de hace unos 300 años, cuando Benjamín Franklin le pidió un favor a uno de sus oponentes de la Asamblea Legislativa, pero lo explicaremos más adelante.

El Ben Franklin Effect demuestra que es posible obtener simpatía a cambio de un favor, incluso si hay enemistad o lejanía, ya que genera una dicotomía emocional en nosotros que nos hace comportarnos diferente con esas personas.

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¿Efecto Ben Franklin? ¿De dónde proviene?

Ahora bien, en cuanto al origen del nombre Ben Franklin effect, su historia es bastante curiosa. Ocurrió en el siglo XVIII, cuando Benjamin Frankilin, uno de los fundadores de Estados Unidos y científico reconocido competía por un puesto en la asamblea con un contrincante que casi le odiaba. No obstante, implementó una estrategia que no fallaría para limar asperezas.

Al principio, Benjamin trató de mejorar las relaciones con su oponente de múltiples maneras, pero no tuvo éxito con ninguna. Poco tiempo después, se dio cuenta que su archienemigo tenía un libro muy raro en su biblioteca y tuvo la maravillosa idea de pedirle prestado ese libro. El hombre, sin chistar, se le dio de inmediato, sin pesar que a partir de allí iba a surgir una bonita amistad después de este trato.

Franklin escribió en su biografía “En definitiva, quien te hace un favor estará más dispuesto a hacerte otro”. De hecho, su enemigo se sintió halagado con tal solo el hecho de ver que Benjamin se había acercado a él a pedirle prestado un libro. Fue tal el efecto que accedió con placer, y desde ese momento, la relación fue totalmente diferente.

El primero en acuñar este término a este fenómeno psicológico fue el escritor David McRaney, en su libro You Are Not So Smart, donde explicó que existe un cierto prejuicio que nos hace diferenciar entre las personas que nos han ayudado y aquellas que no, a pesar de no ser totalmente de nuestro agrado. Benjamin sabía que había alguien que le odiaba pero prefirió mejorar las relaciones con ese candidato porque sabía que podía tener un impacto positivo para el gobierno.

Beneficios del efecto Ben Franklin

El Ben Franklin Effect nos demuestra que podemos cambiar una relación hostil o seca con tan solo hacer o pedir un favor a esa persona que nos trata poco o con aspereza. Según los expertos, esto se debe como consecuencia a una necesidad inherente del ser humano de ayudar y complacer a otros, el cual se esconde detrás de una disonancia cognitiva.

Cuando alguien no nos cae bien, actuamos con cierta aversión hacia ese individuo, y se nos hace difícil concretar cualquier tipo de acercamiento. No obstante, al completar el pedir o hacer un favor hace que el cerebro interprete y justifique nuestras acciones y la percepción que tenemos de esa persona de una mejor manera. En la mayoría de los casos, podemos pasar de ser rechazados a ser aceptados.

La aceptación y la disonancia cognitiva

El ser humano es un ente social, por lo tanto, tiene necesidad de aceptación social, y aquí es donde entra el juego muchas veces el Ben Franklin effect cuando nos encontramos en una posición de rechazo bien sea que seamos nosotros los desagradados o no. Pedir ayuda o ayudar puede romper esa pared y crear oportunidades donde no las había. Esto suele ocurrir en todo los ámbitos de la vida.

Como hemos explicado, el Ben Franklin Effect está muy relacionado con la disonancia cognitiva. Este término psicológico se puede definir como el momento en el cual hay un conflicto interno en nuestro sistema de creencias, valores o emociones.

Por ejemplo, si admiramos a un jugador de futbol, pero descubrimos que es un maltratador, podríamos plantearnos dejar de apoyarlo, porque a pesar de que es un buen jugador, ha hecho algo que va en contra de nuestros valores y principios. El Ben Franklin Effect pasa por encima de esta dicotomía de pensamientos, porque busca agradar a los demás a pesar de las circunstancias.

Siendo lógicos, si alguien nos cae mal, no deberíamos hacerle ningún favor o pedirle ayuda a esa persona por razones obvias. Sin embargo, al hacerlo, se gana nuestro respeto o incluso nos empieza a caer bien por ese favor que nos ha hecho o por el simple gesto de haberse acercado y confiado en nosotros cuando necesitaba una mano ayuda. Esto precisamente fue lo que le ocurrió a Benjamín Franklin con su oponente.

Nuestra mente siempre buscará justificar por qué hemos hecho el favor o por qué hemos pedido ayuda específicamente a esa persona a la que no le tenemos mucha simpatía. Este efecto lo podemos vivir casi a diario. Después de todo, somos personas sociables y de alguna manera, nuestro cerebro nos demanda que debemos aprender a vivir con las demás personas, y más si son de nuestro propio entorno.

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