En qué consiste la tendencia al Micro Spending de la Generación Z

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Este fenómeno se debe a la influencia de las redes sociales y la comparación constante con figuras públicas. Aunado a esto, se presenta una alta desesperanza hacia el futuro, bajo la idea de que será imposible mejorar la calidad de vida; se utilizan los gastos hormiga como un refugio para escapar de la realidad inmediata.

La Generación Z, una nueva forma de entender la vida

La Generación Z es un término utilizado para nombrar al grupo demográfico de personas nacidas entre 1997 y 2010. Las conductas de este sector de la población se ven influenciadas por la información que consumen en redes sociales, así como por las recomendaciones de los influencers. Asimismo, los fenómenos como el COVID-19 y la consecuente pandemia han sido determinantes para la toma de decisiones en su vida, especialmente, en sus hábitos de consumo.

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Es importante recalcar que los jóvenes de la generación Z suelen ser autodidactas, por haber crecido en la sociedad digital; son creativos, confiados y de mente abierta. Gracias a su constante exposición a información de todo el mundo, creen en el cambio social y no desean mantener roles tradicionales; lo cual suele traerles conflictos con personas de otras generaciones.

La economía personal y decisiones financieras no se reducen solamente a la lógica y al raciocinio. Más bien, está sujeta a valores personales, emociones, deseos y cultura, así como a presiones sociales. Por tanto, el hecho de pertenecer a una generación u otra repercute en la psicología financiera individual. En el caso de la generación Z, es destacable la tendencia a las compras por impulso y al Micro Spending o «gasto hormiga», incitado por la omnipresencia de las redes sociales.

Los hábitos de consumo de la Generación Z

Dentro de los estudios de psicología del marketing que ha analizado los hábitos de la generación Z, se ha encontrado una alta tendencia a los gastos hormiga. De hecho, este público es más propicio a las compras por impulso que generaciones anteriores debido al acceso instantáneo de productos en línea. A través de las redes sociales, las empresas aprovechan la imagen de los influencers para vender promociones flash, ofertas exclusivas y crear un sentido de urgencia en el consumidor.

A nivel psicológico, para la Generación Z se presentan un sinnúmero de comparaciones y proyecciones a futuro respecto a las compras. Por ejemplo, al ver un producto en otra persona, suelen pensar en “cómo se sentirán cuando lo tengan”, creando un círculo vicioso en que las compras se usan para llenar vacíos internos. No se trata de volvernos extremadamente ahorrativos o cohibirnos en nuestras satisfacciones, sino saber identificar qué compras nos harán verdaderamente felices y cuáles solo responden a presión social.

Para estos usuarios, la situación económica se aleja de las oportunidades de hipotecas para pagar en 10 años o vacaciones en la playa, que disfrutaban generaciones anteriores. Como consecuencia, la inmediatez que sugiere el entorno genera una necesidad de escape que solo puede paliarse a través de los gastos hormiga. Para muchos, se presenta una gran desesperanza, llevándolos a pensar que si no es posible acceder a un futuro mejor, no hace falta ahorrar y es preferible sucumbir a la gratificación instantánea. Sin embargo, el resultado a largo plazo implica una satisfacción sumamente fugaz que no corresponde con los verdaderos deseos del sujeto.

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