Etiquetas globales: en qué consiste esta distorsión del pensamiento

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¿Qué son las etiquetas globales?

En ocasiones, cuando pensamos en nosotros mismos o en las personas que nos rodean, tendemos a atribuir características que nos sirvan para definir a esas personas y en base a las cuales juzgamos a las mismas (Hoyos, Arredondo y Echevarría, 2007). Se suele elegir uno o dos rasgos de personalidad para etiquetar a alguien (o a uno mismo), como juicios de valor que hacemos de alguien por el simple hecho de llevar un corte de pelo particular, unos zapatos de tacón, tener una forma de expresarse muy marcada o por el contrario muy introvertida, frecuentar ciertos lugares, etc.

Las etiquetas globales es algo que consiste en darle a uno mismo o a otros un nombre general o una etiqueta globalizadora, generalmente designándolos con el verbo «Ser» (Cadena et al., 2018). Cuando etiquetamos, generalmente globalizamos todos los aspectos de una persona o evento desde la perspectiva del ser, reduciéndolo a un solo elemento. Esto conduce a una perspectiva estereotipada e inflexible del mundo y de las personas.

Consecuencias de las etiquetas globales

Este tipo de etiquetas globales suelen causar sufrimiento a quienes lo llevan a cabo, entre otras cosas porque lo que suele suceder es que las personas ven reducida su riqueza de valores debido a que limitan sus relaciones sociales al excluir a los demás en función de esos «prejuicios» o creencias erróneas (Cadena et al., 2018).

Las etiquetas globales hacen que pensemos que después de cometer un error es imposible remediarlo o corregirlo

En la peor situación, nos encontramos cuando tenemos una idea preconcebida de alguien y luego resulta que su comportamiento nos demuestra que en realidad no es como habíamos pensado (Hoyos, Arredondo y Echevarría, 2007). En este caso, comienza una especie de lucha interior en la que convergen sentimientos de antipatía (provocados por este tipo de pensamiento disfuncional que consiste en etiquetar a alguien) y sentimientos de deseo, conciliación e interés hacia la persona en cuestión, así como su comportamiento.

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La persona se siente a disgusto consigo misma como resultado de esta lucha interna, lo que genera emociones como la rabia (hacia uno mismo o hacia la otra persona), la frustración, la impotencia, etc (de la Villa y González, 2020).

Cómo cambiar las etiquetas globales

Para superar este tipo de pensamiento disfuncional, es decir, las etiquetas globales, es fundamental entender que es completamente irracional valorar a alguien solo por algunos rasgos específicos sin considerar los demás (Cadena et al., 2018). Es necesario aprender a ser específico en las cualidades para no generalizar al conjunto a través de las etiquetas globales.

Por ejemplo, «en ocasiones se comporta de manera tacaña», «en ocasiones me siento triunfador», «la vi gastando mucho dinero en ropa», etc. (Hoyos, Arredondo y Echevarría, 2007). Si aprendemos a liberarnos de nuestras creencias erróneas y etiquetas globales, seremos más libres, entenderemos y empatizaremos mejor con los demás y, sobre todo, nuestra carga emocional será más positiva.

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