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Experimentos mentales: ¿qué son?
¿Qué son los experimentos mentales?
Los experimentos mentales son recursos imaginativos que se utilizan para investigar ciertos aspectos de la naturaleza y situaciones hipotéticas. Gracias a ellos, podemos comprender algún aspecto de la realidad sin necesidad de experimentación directa. Todos se llevan a cabo a nivel mental, es decir, carecen de confirmaciones empíricas. Sus aplicaciones, entre ellas, van desde la filosofía, la física y las matemáticas.
Ornelas, Cíntora y Herández (2018) afirman sobre los experimentos mentales que «nuestras propias ideas están a nuestra disposición más fácil e inmediatamente que los hechos físicos. Experimentamos con el pensamiento, por así decirlo, a un bajo costo. Entonces no debería sorprendernos que, en ocasiones, el experimento mental preceda y prepare el camino para el experimento físico». La ventaja del experimento mental es obvia, puesto que no requiere inversión económica. Sin embargo, ¿sus conclusiones son siempre válidas? ¿Será necesario comprobar de forma empírica sus resultados?
El físico y filósofo Ernst Mach habló así de la experimentación mental: Aquellos que hacen proyectos, aquellos que construyen castillos, romanceros y poetas que se dejan llevar por utopías sociales o técnicas, hacen experimentación mental; la hacen también el comerciante serio, el inventor reflexivo y el sabio. Todos se representan circunstancias diversas y relacionan a estas representaciones ciertas conjeturas. Pero los primeros cambian en su imaginación circunstancias que no se encuentran en la realidad, o bien se representan estas circunstancias seguidas de consecuencias que no tienen vínculos con ellas, mientras que el comerciante, el inventor y el sabio tienen como representaciones buenas imágenes de los hechos y permanecen en sus pensamientos muy próximos a la realidad.
Usos y críticas
Los experimentos mentales tienen como objetivo explicar, legitimar o contradecir modelos explicativos sobre un fenómeno. El ámbito de aplicación abarca tanto la filosofía, las matemáticas, la historia, la economía e incluso, la psicología. Pueden ser utilizados como forma de experimentación o como herramienta didáctica. Experimentar y aprender a través del pensamiento, constituye una potente herramienta de enseñanza.
Las críticas principales a este tipo de experimentación es precisamente su falta de comprobación empírica, por lo que algunos autores los califican de simples intuiciones. De esta forma, según los críticos, los experimentos mentales no cuentan con la seriedad y validez necesaria para que sus conclusiones sean considerados conocimientos científicos.
Experimentos mentales conocidos
La habitación china
El filósofo John Searle quiso desafiar el concepto de inteligencia artificial, ¿cómo lo hizo? Imaginemos que dentro de una habitación hay una persona que sólo habla inglés y desconoce por completo el chino. Dentro de la habitación también se encuentran letras chinas y un manual de instrucciones. A través de una rendija, alguien que sí habla chino, pasa una hoja con preguntas en chino. El individuo de dentro, a través del manual de instrucciones, es capaz de responder a lo que le preguntan pero sin entender absolutamente nada.
Searle, desafió a otros autores como Alan Turing que afirmó que si una máquina puede «engañar» a un humano y hacerle pensar que está hablando con otro humano, significa que la máquina piensa. Así pues, Searle, a través de este experimento mental, quiere demostrar que simular que se sabe chino, no es entenderlo, por lo que no es inteligencia artificial.