
Frases célebres de Ken Follett
Frases célebres de Ken Follett
No puedes mantener una promesa solo cuando te va bien. Hay que mantenerla aunque no te apetezca. Ese es su significado.
La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar.
Se preguntó por qué aquellos que querían destruir todo lo bueno de su país eran precisamente los que más prisa se daban en enarbolar la bandera nacional.
Le habían concedido el deseo de toda su vida… Pero con condiciones.
El orgullo excesivo es un pecado corriente, pero que un hombre puede, con la misma facilidad, frustrar la voluntad de Dios por una excesiva humildad.
El objeto de una muralla es el de retrasar todo lo posible al enemigo mientras se encuentra en posición peligrosa y permitir al defensor bombardearle debidamente protegido.
Tenía que aprender que quienes le trataban de forma hostil lo hacían debido a su propia debilidad.
Te amo como un torbellino, como un león, como una furia irreprimible.
Dos adultos que se aman deberían ser capaces de tomar decisiones juntos, sin tener que obedecerse uno al otro.
Si todo resultara fácil el hombre no necesitaría la guía de Dios.
Los miembros de esta generación tendremos que lamentarnos no solo por las palabras y los actos odiosos de las malas personas, sino por los clamorosos silencios de las buenas.
Las vejaciones a las que sometes a los demás regresan, tarde o temprano, para torturarte.
Cualquier imbécil puede tomar parte en una pelea, pero el hombre prudente sabe mantenerse lejos de ellas.
Hay hombres que odian a las personas a quienes han tratado de forma injusta, por paradójico que pueda parecer. Creo que eso se debe a que la víctima es un recordatorio perpetuo de su comportamiento vergonzoso.
Decía que la integridad personal es como una espada: no debería blandirse hasta el momento de ponerla a prueba.
Pronunciar un juramento es poner tu alma en peligro, solía decir. Jamás pronunciéis un juramento a menos que prefiráis morir a quebrantarlo.
Tener fe en Dios no consistía en sentarse sin hacer nada. Significaba creer que uno podía lograr lo que se proponía, haciéndolo lo mejor que pudiera con honradez y energía.
Philip se dio cuenta que, en una guerra civil, la primera baja era la de la justicia.
¡Un juramento sólo son palabras! No es nada en comparación con esto. Esto es real, esto somos tú y yo.