
frases de Anatole France
Citas célebres de Anatole France
La vida resulta deliciosa, horrible, encantadora, espantosa, dulce, amarga; y para nosotros lo es todo.
No tengo ni mujer ni hijos, amores ni enfermedades, rico y frecuento la sociedad; puedo, por consiguiente, contarme entre los más dichosos.
Admiro el grado de fealdad que puede alcanzar una ciudad moderna.
Una sociedad por nada exclusiva mente por hombres grandes resultaría poco numerosa y parecería triste. Los hombres grandes no pueden sufrir se unos a otros y apenas tienen espíritu. Es mejor que se mezclen con los pequeños.
Es preciso matar el tiempo, bien mirado esta es la única ocupación de nuestra vida.
Morir es tan sencillo y tan aceptable como nacer.
Juzgamos las acciones humanas no por lo que son, sino por el disgusto o el placer que lo causan.
La timidez es un gran pecado contra el amor.
Las verdades que revela la inteligencia permanecen estériles. Sólo el corazón es capaz de fecundar los sueños.
Lo admirable no es que existan las estrellas, sino que el hombre haya podido dar cuenta de su existencia.
La inocencia es más a menudo una felicidad que una virtud.
No hay que atarse demasiado a los bienes perecederos de este mundo y hay que saber abandonar lo que nos abandona.
Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría.
Cada cual tiene la edad de sus emociones.
En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad.
La moral es la regla de las costumbres.
El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños.
Sabiendo sufrir se sufre menos.
Uno cree que muere por la patria y muere por los industriales.
No se ama verdaderamente sino cuando se ama sin razón.
Un buen retrato es una biografía pintada.
El pasado es la única realidad humana. Todo lo que es, es pasado.
Una tontería repetida por 36 millones de bocas, no deja de ser una tontería.
La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.
Un diccionario es un universo en orden alfabético.
El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen.
Lo que los hombres llaman civilización es el estado actual de las costumbres y lo que llaman barbarie son los estados anteriores.
No comprendo que un hombre se case, a mí que una mujer cometa semejante locura a una edad en que ya sabemos lo que nos conviene.
Las más rudas tentaciones no las produce la presencia de una mujer, las produce la imagen de una mujer ausente.
Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.