frases de Charles Dickens sobre la vida y el amor
Citas célebres de Charles Dickens
Lo más importante en la vida es dejar de decir «Deseo» y comenzar a decir «Lo haré». No consideres nada imposible, luego trata las posibilidades como probabilidades.
Ten un corazón que nunca se endurezca y un temperamento que nunca se canse, y un tacto que nunca duela.
El océano no pide nada, pero aquellos que están a su lado gradualmente se sintonizan con su ritmo.
Un hombre tiene suerte si es el primer amor de una mujer. Una mujer tiene suerte si es el último amor de un hombre.
Hubo un tiempo, largo y duro, cuando intenté olvidar lo que había desperdiciado y cuando era demasiado ignorante para ver su valor.
Ningún arrepentimiento podrá enmendar las oportunidades perdidas en la vida.
Existen cuerdas en el corazón humano que es mejor que nunca vibren.
Ningún barniz puede ocultar las vetas de la madera, y cuanto más barniz se aplique, más notables serán.
La vida es un conjunto de despedidas.
Cada niño que viene al mundo es más hermoso que el anterior.
Concéntrate en todo lo bueno que te pasa, que a todos nos pasa mucho; y no en las desgracias, que a todos nos pasa alguna.
La muerte puede engendrar vida, pero la opresión únicamente engendra más opresión.
Hay una sabiduría de la cabeza y una sabiduría del corazón.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. La procrastinación es la ladrona del tiempo.
Hay sombras oscuras en la tierra, pero sus luces son más fuertes cuando hay contraste.
La caridad comienza en nuestra casa, y la justicia en la de al lado.
Porque un huérfano en el amplio mundo no puede estar tan abandonado como el niño que es un paria del amor de un padre vivo.
Hay algo en la enfermedad que rompe el orgullo de la virilidad.
Las cosas que nunca sucedieron tienen en ocasiones consecuencias tan reales como aquellas que se consiguieron.
Hay libros cuya portada y contraportada son de lejos las mejores partes.
Ya sé lo suficiente del mundo como para haber perdido la capacidad de sorprenderme mucho con algo.
El peor de todos los oyentes es el hombre que no hace nada más que escuchar.