Hipocresía: la falta de autenticidad

Partagez:

¿Qué es la hipocresía exactamente?

La hipocresía consiste, básicamente, en no aplicar lo que se predica en la vida. Y, cuidado, esto puede tener una parte mala, pero también una parte buena (o, al menos, una parte no tan mala).

Por ejemplo, hablamos de una hipocresía en el peor de los sentidos cuando la otra persona está diciendo que los jefes deberían respetar a los trabajadores cuando, en realidad, él es un jefe que no respeta a sus propios trabajadores (por ejemplo).

Sin embargo, hay otro tipo de hipocresías que pueden ser menos malas. Por ejemplo, si una persona te recomienda que ahorres, pero esa misma persona no ahorra, está siendo hipócrita, sí. Pero eso no significa que su recomendación no sea buena y que no haya que hacerle caso. Simplemente, significa que esa persona no aplica lo que predica.

La hipocresía como herramienta social

La “hipocresía social” no es ninguna patología, sino una cualidad que nos inculca la propia sociedad en la que vivimos.

Pero por desgracia, hablar claro muchas veces está mal visto, siendo mejor considerado decir lo que los demás esperan escuchar. Los seres humanos somos muy complejos. Desde que Freud diferencia consciente e inconsciente, manifestar directamente los verdaderos deseos parece un imposible.

Podemos estar enamorados de dos personas a la vez, odiar y apreciar a un mismo individuo. Cada día pensamos una cosa y hacemos otra bien distinta. Unas veces actuamos así por no hacer daño a los demás, otras por pura conveniencia, por comodidad.

Parece que es mejor visto y más sensato “maquillar” nuestro comportamiento, adecuarlo al contexto, ocultar nuestros verdaderos sentimientos, moderarnos en nuestras respuestas o amordazar nuestra espontaneidad en aras de una supuesta convivencia armoniosa. Pero eso no siempre se traduce en mayor felicidad y bienestar.

A veces desconocemos lo que realmente sentimos, nos dejamos engañar por nosotros mismos. ¿Es tan fácil conocerse? Yo diría que no. Sin psicoanálisis no podemos conocer los verdaderos deseos que determinan nuestros comportamientos. Hay que tener en cuenta que todo lo que decimos o hacemos es para algo o para alguien, es algo que escapa a nuestro control.

¿Por qué fracasamos si decíamos que anhelábamos el triunfo? ¿Si tanto te quiero por qué acabo discutiendo siempre contigo? ¿Por qué cada vez que voy a trabajar me encuentro mal? Tantas y tantas cuestiones que podemos hacernos cuyas respuestas tenemos que producir.

Parece que ser hipócrita no es el mejor consejo, puede tener buenos resultados sociales, pero a la larga es un comportamiento que “huele”. Una persona verdadera genera más confianza y es más fiable que otra que te dice sólo lo que quieres escuchar.

Incluso a veces uno se engaña a sí mismo, se ve rodeado de gente, tiene éxito, pero no puede decir lo que piensa, no puede ser sincero ni consigo mismo. No saborea el placer de ser escuchado de verdad.

Ahora bien, sí, no vamos a negar lo obvio: En general, ser hipócrita está mal, y más si pensamos en lo que todos imaginamos como hipócrita (es decir, una persona que va sentando cátedra y pontificando sobre aspectos morales que después no respeta en lo más mínimo).

(Visited 1 times, 1 visits today)
Partagez:

Articles Simulaires

Partager
Partager