
Ikigai, la fórmula para ser feliz
Ikigai, la fórmula para ser feliz
La palabra ikigai se compone de dos términos japonés, iki (生き?), que significa vida y kai (甲斐?), que implica la realización de lo que se desea y se espera, o “lo que merece la pena”.
Es por ello que, en la cultura de Okinawa, donde se sitúa el origen de esta concepción, el ikigai se considera como un motivo para despertar cada mañana y pensar: “hoy merece la pena disfrutar de la vida”.
Curiosamente, Okinawa es una isla en la que se encuentra la población más feliz y más longeva del mundo, por lo que muchas personas creen que esto se debe a que los habitantes de dicho lugar han encontrado su ikigai y con ello la felicidad.
El Ikigai se sostiene de cuatro pilares fundamentales, a saber: 1) lo que se ama, o la pasión de la persona; 2) lo que se necesita en el mundo, o la misión de la persona; 3) aquello en lo que se es bueno, o la vocación, y 4) una cosa por la cual se puede recibir un pago, es decir, la profesión u ocupación.
Se considera que el descubrimiento del ikigai está centrado en estos elementos básicos que ayudan a las personas a vivir por más tiempo y a que sus vidas tengan un sentido.
Muchas personas en la actualidad ya han encontrado su ikigai, mientras que otras aún lo buscan, pero, dicha exploración, que lleva consigo un ejercicio de introspección, es muy importante.
El ikigai es para toda la vida
Otro detalle muy interesante de la cultura japonesa es que el ikigai es para siempre; no se puede vivir y ser feliz sin tener un propósito.
Para los japoneses no existe un concepto de jubilación como se entiende en el mundo occidental, es decir, como un “retiro”, sino que, los habitantes de Okinawa continúan trabajando de por vida en eso que les apasiona, sin ansiar el momento para retirarse y dejar de hacerlo.
En japonés tampoco existe una palabra que se traduzca de forma exacta como “jubilación”, pues, para esta cultura es fundamental contar con un propósito vital en todo momento de la existencia.
Estos hechos han llevado a muchas personas a creer que la buena salud de estos habitantes se debe a la actitud que asumen ante la vida.
Los habitantes de Okinawa también tienen otras particularidades en sus vidas, tales como:
- Casi todos los habitantes tienen un huerto;
- Los habitantes forman parte de las asociaciones de vecino.
- Festejan por muchos motivos, incluso los más pequeños;
- Cantar, bailar y escuchar música es parte de su día;
- Todos tienen una misión en su vida, o varias; esto es, tienen un ikigai;
- Se relajan y disfrutan con sus actividades diarias;
- Se sienten orgullosos de su cultura y sus tradiciones;
- Se apasionan con cada pequeña tarea que emprenden;
- Cuentan con un “yui-maru”: o espíritu de cooperación. En las construcciones, o en muchas tareas, todos contribuyen y se prestan apoyo;
- Se mantienen ocupados en diversas actividades.
En resumen, en la cultura Okinawa, la pasión nunca se desliga del trabajo, pues, allí no tienen la concepción de que el trabajo sea una tragedia o de que la “vida sea dura”.