Impulsos vitales: el camino hacia la auto realización
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Impulsos vitales: el camino hacia la auto realización.
Existen dos valores básicos u objetivos que todas las personas tenemos… aunque no lo manifestemos de forma explícita, o aunque no seamos completamente conscientes de ello.
Dichos objetivos son la supervivencia y el disfrute. Dicho de otra manera, nuestros dos impulsos vitales fundamentales son permanecer vivos y ser felices.
Nuestros objetivos generales, comunes a todos, son vivir nuestra vida con el mayor disfrute posible,
dadas nuestras limitaciones como seres humanos, así como las limitaciones del mundo físico y social.
Estos son los valores u objetivos secundarios, que pueden ayudar a los individuos a lograr la realización personal:
- Auto interés. Toda persona emocional y psíquicamente sana y sensata tiende a interesarse fundamentalmente en sí misma y pone sus intereses ligeramente por encima de los de los demás.
- Las personas sanas son positivas hacia ellas y hacia los demás. Normalmente se colocan a sí mismos en primer lugar, sitúan a unos pocos elegidos a continuación y al resto del mundo no demasiado atrás.
- Auto aceptación. Sentirse a gusto en su propia piel, contento y feliz simplemente por vivir, por existir. No medir su valor intrínseco por sus logros y éxitos o por lo que otras personas puedan decir o pensar.
- Elegir aceptarse incondicionalmente, realizar valoraciones de su totalidad o forma de ser y tratar de disfrutar de lo que hace en lugar de probarse a sí mismo.
- Interés social. Tendencia y deseo de vivir en sociedad, a actuar de forma cívica y moral, respetando los derechos de los demás, ayudando a mejorar en la medida en que podamos, la sociedad en la que vivimos.
- Flexibilidad y tolerancia. No establecer reglas y normas rígidas e inamovibles para sí mismo y para los demás. Mostrarse abierto al cambio, pluralista en la visión y en la idea que se forma de otras personas.
- Aceptación de la incertidumbre en que nos movemos los humanos, pues vivimos en un mundo de probabilidades y no existen certezas absolutas. Incluso llegar a considerar fascinante y excitante vivir en un mundo incierto, siempre abierto a la sorpresa.
- Gobierno de uno mismo Asumir el control, la responsabilidad y la dirección de nuestras propias vidas, sin demandar continuamente o necesitar en exceso la ayuda de los demás.
- Alta tolerancia a la frustración.
- Ser capaces de aceptar aquellas cosas que nos incomodan o que bloquean nuestros objetivos, así como tener facilidad para otorgarse a sí mismo el derecho a equivocarse, por eso suele abstenerse de condenarse a sí mismo o de condenar a otros por conductas inaceptables.
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