
La Fragilidad Emocional, qué es y cómo afrontarla
Ventajas y desventajas de ser demasiado sensible
Cabe mencionar que el ser fuertes no tiene que ver con ser inexpresivos u ocultar nuestras emociones y ser sensibles no implica ser débiles, al contrario, es una capacidad que podemos desarrollar para disfrutar y atesorar los momentos gratos que la vida nos presenta, denota que la persona tiene el valor y la fortaleza para expresar libremente lo que siente, así como inteligencia intrapersonal e interpersonal.
Todos pasamos por momentos difíciles, a veces las situaciones son tan duras que nos provocan algunas contrariedades y se presentan emociones como la tristeza y el enojo, podemos experimentar cierto grado de ansiedad, tener dudas, sentirnos en ocasiones vulnerables o incluso experimentar temor; todo esto es natural y éstas manifestaciones emocionales son propias de la condición humana.
Sin embargo, cuando estamos en equilibrio los podemos percibir como estados transitorios, y nos ayudan a hacer una pausa para reevaluar nuestras opciones, ver los recursos que tenemos y marcar un curso de acción quizás distinto al que teníamos planeado, esto nos ayuda a adaptarnos a nuevas eventualidades, retos y a crear resiliencia. A la vez que experimentamos este tipo de emociones también tenemos otras que nos llevan a la acción como: la pasión por algunas cosas que hacemos, momentos alegría y de paz, disfrutar de la compañía de ciertas personas, todo esto, en una persona sana le motiva a la acción.
Cultura y sensibilidad
En muchas culturas a los hombres no se les permite o no es bien visto que muestren su sensibilidad, pues es símbolo de debilidad. Sin embargo hay hombres que tienen esta habilidad, son fuertes y valientes por hacerlo en culturas que tratan de reprimir estos aspectos. Si eres hombre, no tienes que reprimir tus emociones para aparentar fortaleza, los grandes artistas son personas que tienen muy desarrollada esta cualidad y capacidad de sentir, pueden expresarlo incluso de manera loable.
A qué nos referimos con fragilidad emocional
La fragilidad emocional, ocurre cuando se presenta un suceso en el que la persona podría responder y gestionarse de manera efectiva, pero por el contrario, actúa de forma errática, desorganizada y paralizante. Los sujetos que la padecen, pueden dejar pasar importantes oportunidades de crecimiento y desarrollo en distintos ámbitos. Por citar algunos ejemplos para ilustrar esto: hay quienes a causa de lo que sienten no aprovechan oportunidades laborales; en lo académico pudieran dejar asistir a la escuela o dejar de cumplir con sus deberes escolares, pueden sabotear relaciones benéficas y frecuentemente experimentan un gran sufrimiento emocional, muchos de ellos tienden a procrastinar para enmascarar el problema y así su vida puede ir menguando en las distintas esferas en las que se desenvuelve.
Estas personas pueden tener un pobre autoconcepto así como una escasa estima propia, estos aspectos se desarrollan principalmente en la primera infancia y la adolescencia; la fragilidad emocional lleva a las personas a negarse de experiencias que les pueden ser gratas y convenientes para su desarrollo biopsicosocial, les hace sentir que no están a la altura de muchos de los retos que presentan en el diario vivir, pueden intervenir incluso factores hereditarios y de condicionamiento, algunos aprendieron a responder de esta manera. Sin embargo, algunas conductas se pueden des-aprehender, practicar estrategias adecuadas para afrontar el estrés y también se pueden aprender otras maneras de responder que son más óptimas para la calidad de vida de las personas. Puedes consultar el Inventario de ítems sobre vulnerabilidad al estrés.
¿No puedes… borrar las angustias grabadas en el cerebro, con el dulce antídoto del olvido, arrojar de su seno oprimido las peligrosas materias que pesan sobre el corazón? William Shakespeare
Ansiedad y fragilidad emocional
La fragilidad emocional está íntimamente relacionada con la ansiedad, estas personas suelen presentar ansiedad anticipatoria que los lleva a preocuparse de manera desmedida por situaciones que aún no suceden o que incluso sucedieron en el pasado, descuidando el presente, pues su atención se dispersa en estos sentimientos de angustia. No es únicamente caer con facilidad en el llanto, la ira o la tristeza, es una expresión que va más allá de esto, pues dichas emociones se magnifican, la preocupación se vuelve excesiva, pueden ser empáticos con situaciones o personas que les hagan acrecentar éstas emociones de manera inconveniente, cayendo así en trastornos de ansiedad generalizada, del ánimo y depresión.
Otros síntomas que pueden manifestarse son: inquietud constante, baja tolerancia a la frustración, sentimientos de agobio, miedos diversos que muchas veces no tienen un fundamento real, lo que los lleva a tener una atención dispersa, una sensación de vacío interior, algunos tienen miedo al abandono, por lo que pueden ser presas fáciles de la manipulación de otros. Cuando éstas emociones y sentimientos predominan en tu vida, te desmotivan a tal punto de que te detienen para tomar decisiones importantes y convenientes para tu desarrollo y para el bien de los demás.
Frecuentemente tienen una incapacidad para tener una óptima regulación emocional, lo que puede derivar muchas veces en trastornos de ansiedad generalizada, del estado de ánimo como distimia, lo que les puede conducir al aislamiento, mermando su calidad de vida.
Afrontando la fragilidad emocional
Algunas personas que se reconocen como frágiles emocionalmente, no trascienden esa etapa de aceptación y caen en el victimismo, lo que les impide desarrollarse en muchos ámbitos, pues constantemente pueden culpar a los demás por sus frustraciones y fracasos.
“Transformar la tragedia en un triunfo personal, la propia desgracia en un logro humano. Cuando no somos capaces de cambiar la situación –pensemos, por ejemplo, en un cáncer incurable- se nos presenta el reto de cambiarnos a nosotros mismos>». Viktor E. Frankl