
La introspección, nuestra mirada interior
¿En qué consiste la introspección?
De acuerdo con el Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora, la introspección es la «mirada interior», por medio de la cual se supone que un sujeto puede «in-speccionar» sus propios actos psíquicos. Por ello, algunas veces se le entiende como un «mirar» u «observar», y a veces como un «sentir».
Ferrater Mora también aclara que, en sentido estricto, la introspección ha sido considerada por varios autores como uno de los métodos de la psicología: la llamada “psicología introspectiva”, un método que se encuentra en muchos autores, como en William James. Además, el autor acota que los partidarios de este método indican que se trata del único método que permite un acceso a la realidad psíquica.
Asimismo, destaca que nuestro comportamiento es accesible para nosotros, pues nadie tiene la oportunidad de observar todo cuanto hacemos, por lo que parece natural suponer que reflexionar sobre nuestro patrón de estados mentales y comportamientos debería ayudarnos a aprender sobre nuestra propia personalidad. También dice que los métodos centrados en uno mismo para aprender más sobre nosotros, han sido durante mucho tiempo un interés de estudio en la psicología, destacando la labor de William James.
Además, según la teoría de la autopercepción de Bem, los individuos llegan a conocerse a sí mismos observando sus propios comportamientos.
En este orden de ideas, la teoría objetiva de la autoconciencia postula, de forma similar, que la atención centrada en uno mismo permite que el yo se destaque en la conciencia de uno y contribuye a la autoevaluación y, pese a que ninguna teoría trata específicamente sobre el autoconocimiento de la personalidad.
La introspección según la filosofía
La introspección, como término usado en la filosofía de la mente, se entiende como un medio para conocer sobre nuestro ser actual, nuestro pasado, así como los estados o procesos mentales.
Algunos aspectos, como el libre albedrío, las emociones, la identidad personal, las creencias, el imaginario y la percepción, así como otros fenómenos mentales, se consideran en muchas ocasiones como consecuencias del pensamiento introspectivo.
En forma estricta, la introspección requiere de atención directa a los estados mentales actuales, sin embargo, muchos filósofos consideran que esto es imposible y, para que un proceso sea considerado como introspectivo, debe cumplir con algunas condiciones, tales como las siguientes:
- Generar conocimientos sobre los estados o procesos mentales y no sobre factores externos a la mente.
- Generar conocimientos, creencias o juicios sobre la propia menta y no sobre la mente de otra persona.
- Generar conocimientos, creencias o juicios sobre los procesos mentales actuales o sobre el pasado inmediato, considerado algunas veces como presente especioso.
- Producir conocimiento o juicios de procesos mentales actuales con franqueza. Es decir, no es válido recopilar información sensorial sobre el entorno para luego deducir conclusiones.
- Involucrar un estado mental pre-existente.
- No se da de forma automática ni sencilla, no es constante. No todos los segundos del día hacemos introspección, ya que esta supone un tipo de reflexión especial sobre la vida mental, la cual es diferente al flujo de pensamientos ordinarios. Pues, la mente se monitorea a sí misma sin que exista un acto de reflexión especial o consciente.
Si no se cumplen con las condiciones descritas, entonces pocos filósofos de la mente consideraran que se trata de un proceso introspectivo.