
Las frases más importantes de Gabriel Rolón
Frases Gabriel Rolón
Muchos suponen que los analistas debemos analizarnos para descargar el peso que los pacientes dejan sobre nuestros hombros. Pero no es así. Nos analizamos para intentar hacer algo con nuestro propio sufrimiento. De la angustia de los pacientes nos defiende nuestra propia angustia, que se impone y nos obliga a hacer algo con ella.
Hay senderos a los que nuestros propios miedos vuelven intransitables. La inseguridad y la angustia pueden llenar de abismos hasta los actos más sencillos. Cada uno tiene su propio Everest.
Lo que dice la teoría psicoanalítica es que no es el sujeto el que hace uso del lenguaje, sino que es el lenguaje el que utiliza al sujeto para decir otra cosa diferente de la que él quiere decir.
A veces el tiempo y la memoria cambian un poco las cosas.
A veces es interesante ver cómo uno repara afuera, en otros, lo que no puede reparar adentro.
El amor es un sentimiento cuyo inicio se reconoce mirando hacia atrás e iluminando el pasado con la luz del presente. Esto se llama “Resignificación”.
Los celos, antes que nada, son un modo enfermo de relacionarse. Un indicador de inseguridad y algo con lo cual hay que tener cuidado, porque de ningún modo señalan la presencia de un gran amor por el otro, sino la falta de amor por uno mismo.
Y recordó lo que ningún analista debe olvidar jamás: que la verdad nunca puede ser dicha totalmente por alguien, y en esta historia, cada uno de los protagonistas puede aportar algo que el otro ha reprimido o decidido ocultar.
Un paciente no es un ser libre. Por el contrario: es alguien que se encuentra sujetado. Sujetado a su historia, a su inconsciente, a deseos de otros, pero, sobre todo, sujetado al lenguaje, a la palabra.
El amor sano no implica que alguien no «pueda» vivir sin el otro, porque eso sería patológico. Implica que no «quiere» vivir sin el otro, aunque pueda, que «desea» estar a su lado porque con esa persona su vida es más plena que sin ella.
A mi papá solo lo tuve cinco años de mi vida, Rolón. Sin embargo, es lo más importante que he tenido jamás.
Nada es gratis en la vida, doctor. Todo tiene un precio. Yo, simplemente, estoy pagando una deuda que tengo con usted.
No somos hombres y mujeres porque vivimos. Somos hombres y mujeres porque sabemos que vamos a morir.
Cuando alguien arma un proyecto, ¿qué hace? Simple. Pone algo entre la muerte y él: “Hoy voy a hacer tal cosa, mañana voy a hacer tal otra”. Y esto es algo fundamental. Porque si no hiciera nada tendría que pensar todo el tiempo en que se va a morir. Por eso en las personas que se quedan sin proyectos aparece la depresión.