Mitos y realidades sobre la vejez
Novedad del envejecimiento
La mejora de la calidad de vida y el incremento del bienestar ha resultado en un aumento de la esperanza de vida, y en las personas mayores, esto ha configurado la vejez como una nueva etapa de la vida (Lezaun, 2006). Las personas que actualmente envejecen no tienen modelos, nunca pensaron en vivir tantos años con la salud y el bienestar con la que lo están haciendo, lo que es una dificultad adicional para planificar sus vidas.
Vivir más de lo que uno piensa está bien, pero nos encontramos con un grupo de población que no tienen modelos para vivir. No sabemos muy bien cómo tiene que ser una persona mayor, hay una confusión importante. Hace de la vejez algo heroico porque tienen que crear sus propios modelos.
Desde un punto de vista social, nunca existieron en la historia de la humanidad tantas personas con un ciclo vital tan prolongado, nunca hasta finales del siglo, y su presencia social se hace notoria ahora, por lo que se puede considerar un verdadero fenómeno de masa. Por consiguiente, podemos distinguir dos usos del término envejecimiento (Satorres, 2013):
- Envejecimiento del individuo: conjunto de procesos que atraviesa el individuo conforme avanza su edad, destacando la duración cada vez mayor de la época de la vejez. El envejecimiento es un proceso biológico y psicológico; desde una perspectiva individual.
- Envejecimiento social: se refiere a los cambios que tienen lugar en la estructura social por razón del envejecimiento, esta situación explica la rapidez con la que se está generando en la sociedad una cultura en torno a la vejez, que a veces tiene connotaciones poco objetivas.
Escuchemos las palabras de Durán (2005), socióloga ganadora del premio nacional de investigación, sobre la novedad de la vejez:
Una sociedad…que va a tener que vivir de las rentas durante muchos años…con muchas enfermedades, con mucha gente solitaria, con un problema de quién va a pagar los gastos médicos y de cuidados… Llevamos mucho tiempo hablando de la vejez, pero todavía no ha calado en nosotros la revolución que significa ser una sociedad vieja…todavía no hemos inventado una estética de la vejez, y pasamos muchos más años siendo viejos que siendo jóvenes…Si eres viejo a partir de los 65 y te vas a morir dentro de nada con 100, pasaremos 35 años como viejos. En cambio, si empiezas a ser joven a los 18, no tienes 35 años de juventud por delante.
Mitos y realidades sobre la vejez
En nuestra sociedad, sigue existiendo el estereotipo socialmente compartido de que la vejez es una época de la vida en la cual los cambios que se producen son esencialmente negativos, es decir, que consisten fundamentalmente en pérdidas sobre lo que se poseía o se había adquirido previamente (Trianes-Torres y Blanca-Mena, 2004). Hay muchos estereotipos que son compartidos por las mismas las personas mayores, el personal que les atiende o las personas de otras generaciones. Entre los mitos más frecuentes destacan:
«Todos los mayores son iguales»
En realidad, la vejez es el grupo de población con mayor variabilidad interindividual. Cuántos más años tenemos más diferentes somos.
«La senilidad (deterioro) es proporcional a la edad»
Se supone que la vejez conlleva necesariamente deterioro intelectual, pero la realidad es que no, porque tenemos que distinguir deterioro (pérdida de función) de declive (envejecimiento benigno). Solamente el 7% de la población mayor está afectada de demencia, de senilidad, de deterioro.
Recordemos la teoría de Baltes (1997) que nos presenta que lejos del deterioro con el que se presenta la vejez, lo cierto es que el desarrollo de la cognición es multidimensional, multidireccional y plástico, como consecuencia de la acción de factores ambientales, sociales, rehabilitadores, culturales, históricos. Hay funciones que mejoran y otras que empeoran, y puede haber un equilibrio, porque compensas unas ganancias con las pérdidas.
«Las personas mayores se encuentran aisladas de su familia y solas»
Los desajustes físicos, sensoriales, y los eventos que surgen durante este periodo de la vida, (fallecimiento del cónyuge, marcha de los hijos); contribuyen a que la persona mayor se aleje de sus redes sociales y padezca situaciones de aislamiento y soledad, también el individualismo, y los ritmos de nuestra sociedad contribuyen a ello.
En este sentido, un estudio de Revenson (1986), indica que los adolescentes constituyen el grupo más vulnerable a padecer soledad, y que el binomio envejecimiento/soledad constituye más bien un mito que una realidad contrastada empíricamente. Está la soledad objetiva y sentirse solo, que es diferente. Hay mayores que están con familia que se sienten solos, y hay otros que viven solos pero no se sienten solos.
«Tienen mala salud»
Dos tercios de las personas mayores gozan de buena salud, y tan solo una de cada diez presenta dependencia (proporción que se incrementa en las décadas siguientes) (Berger, 2009). Si bien padecen un número elevado de patologías crónicas, cuando se les pregunta acerca de la percepción que tienen de su propia salud, tres de cada cuatro dicen tener un buen estado de salud, además de que mantienen un buen nivel funcional que no les impide la realización de las actividades de la vida diaria y el mantenimiento de una vida autónoma.
Siendo mayores no nos comparamos con los más jóvenes, nos comparamos con nosotros mismos. La salud se convierte en percepción de salud (el elemento subjetivo). También hay que evaluar la salud objetiva.
Las afirmaciones incluidas previamente son falsas para la generalidad de las personas mayores. La diversidad y la variabilidad del proceso de envejecimiento son tan amplias que encontraremos algunos ancianos para los cuales sean ciertas, como también podemos encontrar personas de otras edades y de otras generaciones a las que se puedan aplicar; sin embargo no son una buena conceptualización para la mayoría de las personas mayores.
Aunque la concepción popular es la de la homogeneidad, la información científica indica que la heterogeneidad y diversidad es mayor que en otras edades, la variabilidad en la vejez alcanza su punto máximo
Influencia de los mitos sobre la vejez
Las imágenes sobre el envejecimiento están en el origen de los componentes negativos sobre la vejez, como la discriminación por razón de edad, la escasez de participación, la exclusión social, el maltrato (económico, físico, psíquico…) (Berger, 2009). Desde la Psicología se desarrollan programas para modificar las imágenes y representaciones sociales, los prejuicios y los estereotipos. Hay una discriminación digital, discriminación legal, discriminación médica, discriminación en los medios de comunicación…
Pero, los estereotipos no solo implican al amplio grupo social que los ostenta, sino al propio grupo de mayores. En otras palabras, una vez que se ha aprendido e internalizado que con la vejez necesariamente llegan todo tipo de dificultades, puede ese pensamiento influir en el desarrollo.
¿Cómo influyen los estereotipos negativos en torno a la vejez cuando se envejece? Levy (1999), tras realizar múltiples estudios transculturales, experimentales y longitudinales concluye que, los estereotipos negativos sobre la vejez que ostentan las personas mayores influyen en su memoria, causan estrés y peores formas de combatirlo, e incluso predicen menor supervivencia; en otras palabras, en estudios longitudinales, las personas que ostentaban estereotipos más positivos vivieron siete años más que aquellas que tenían imágenes negativas en torno a la vejez.
La organización mundial de la salud (OMS) ha alertado sobre ese hecho, recomendando que se desarrollen programas, dirigidos a los propios mayores, a sus familias y a la población, para combatir ciertos estereotipos, por los efectos negativos que tienen en la intervención social y sanitaria, ya que pueden convertirse en profecías que se cumplan.
Es necesario tener una visión objetiva, para no influir negativamente sobre el propio proceso de envejecimiento, es necesario tener una visión equilibrada (Berger, 2009). La tarea del científico, y del psicólogo consiste en desbancar mitos y estereotipos y sustituirlos por visiones reales y objetivas basadas en estudios y en investigaciones empíricas.