Napoleón Bonaparte: ¿cómo llegó a ser emperador de Francia? un informe psicológico de su personalidad
Antecedentes familiares y apego
Padre: Carlo Maria di Buonaparte era un abogado que logró un estatus de nobleza. Aunque inicialmente fue un nacionalista corso, más tarde aceptó la dominación francesa de Córcega y se adaptó a la cultura francesa.
La postura política y social cambiante del padre podría haber inculcado en Napoleón un sentido práctico y adaptable hacia el poder y la autoridad. Además, el estatus de nobleza recién adquirido de la familia podría haber creado en Napoleón una sensación de que el estatus social es algo que se puede y se debe mejorar.
Madre: Letizia Ramolino, a menudo descrita como la columna vertebral de la familia Bonaparte, era conocida por su fortaleza y resiliencia. Ella tuvo un papel más significativo en la crianza de los hijos debido a las ausencias frecuentes de su esposo.
La presencia dominante y fuerte de la madre podría haber influido en la percepción de Napoleón sobre las cualidades de liderazgo y la resiliencia. Su relación con una figura materna fuerte podría haber formado la base de sus propias capacidades de liderazgo y su disposición a enfrentar desafíos.
La combinación de un padre a menudo ausente y una madre que, aunque presente y fuerte, también enfrentaba sus propias tensiones, podría haber contribuido al desarrollo de un apego ambivalente. Napoleón podría haber aprendido a ver el amor y la atención como algo condicional, ligado a circunstancias que podrían cambiar rápidamente. Esto podría explicar su intensa necesidad emocional y sus miedos subyacentes de traición o abandono.
Relación con Josephine
Napoleón probablemente tenía una relación ambivalente con su primera mujer, Josephine. Mostró una mezcla de amor apasionado y, en ocasiones, resentimiento y desconfianza. Este tipo de apego ambivalente se caracteriza por una intensa necesidad emocional combinada con un miedo al abandono o traición.
En Noviembre de 1796 Napoleón escribió cartas a Josephine llenas de pasión y desesperación por su ausencia. La infidelidad de Josephine durante este tiempo no solo fue un golpe para el ego de Napoleón sino que exacerbó sus inseguridades.
«Ya no te amo; al contrario, te detesto. Eres una vil, mezquina, […]. No me escribes en absoluto; no amas a tu esposo; sabes lo felices que le hacen tus cartas, y no le escribes ni seis líneas de tonterías…
Pronto, espero, te tendré en mis brazos; entonces te cubriré con un millón de besos ardientes, quemando como el ecuador.»
Esta carta muestra un ejemplo de apego ambivalente, un patrón de apego caracterizado por sentimientos encontrados y comportamientos incoherentes hacia la figura de apego.
La carta comienza con una fuerte expresión de rechazo y desprecio: «Ya no te amo; al contrario, te detesto.» Sin embargo, esta declaración se contrarresta casi inmediatamente con una ansiosa anticipación del reencuentro y el afecto: «Pronto, espero, te tendré en mis brazos; entonces te cubriré con un millón de besos ardientes, quemando como el ecuador.»
Es muy probable que esta ambivalencia no solo creara estrés y confusión para Josephine, sino que también indicaría un conflicto interno para Napoleón. Su necesidad de amor y afirmación se mezcla con su miedo al rechazo, lo que resulta en una mezcla volátil de emociones que pudo manifestarse en sus relaciones más cercanas.
Infancia y adolescencia
Napoleón era el segundo hijo de la familia Bonaparte. Su hermano mayor, Joseph, fue el primogénito.
Ser el segundo hijo podría haber ejercido presión sobre Napoleón para destacar y diferenciarse de su hermano mayor. En el contexto de la época, donde las expectativas sociales y familiares solían recaer más fuertemente sobre el primogénito, Napoleón podría haber desarrollado una fuerte necesidad de aprobación y reconocimiento externo.
Entre los 10 y 15 años Napoleón asistió a escuelas militares en Francia, donde fue objeto de burlas por parte de sus compañeros debido a su acento corso y su origen geográfico.
Esto podría haber influido en el desarrollo de una personalidad competitiva y en su alta motivación para lograr éxito y reconocimiento. Además de una resiliencia emocional para superar adversidades, y un escepticismo hacia las autoridades establecidas.
Necesidad de aprobación y desafío a las autoridades
La coronación de un emperador suele ser un evento lleno de tradición, donde la autoridad eclesiástica, como el Papa, juega un papel central. En contraste, la auto-coronación de Napoleón marcó una desviación de esta costumbre. En lugar de recibir la corona de manos del Papa Pío VII, Napoleón optó por coronarse a sí mismo.
Con este gesto cargado de simbolismo, Napoleón no sólo desafiaba la autoridad del Papa, sino que también estaba conscientemente escribiendo su propia leyenda. Estaba proyectando la imagen de un hombre cuyo destino no estaba en manos de Dios o de la Iglesia, sino en las suyas propias.
Esto puede indicar una ambivalencia subyacente hacia la autoridad espiritual, similar a su apego ambivalente en las relaciones personales. Podría estar en conflicto entre su necesidad de validación externa y su deseo de autonomía y control, manifestando esto último de una manera muy pública y teatral.
Locus de Control
El locus de control es un constructo psicológico que describe en qué medida las personas creen tener el control sobre los eventos y circunstancias de sus vidas. Esta creencia varía en un continuo desde un locus de control interno, (he suspendido el examen porque no he estudiado lo suficiente), hasta un locus de control externo, (me han suspendido el examen porque me tienen manía.)
Napoleón muestra un locus de control interno cuando dice que “La victoria pertenece al que persevera”.
Sin embargo, también admitió sentimientos que se alinean con un locus de control externo: «Puede que haya tenido muchos proyectos, pero nunca fui libre para llevar a cabo ninguno de ellos. Así que nunca fui realmente mi propio amo, sino que siempre estuve gobernado por las circunstancias.» En esta reflexión, Napoleón sugiere que, a pesar de sus intenciones y proyectos, hay factores externos que limitaron su libertad y capacidad para actuar.