
«No te defiendas» de Thich Nhat Hanh
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No te defiendas. Cuando tratas de defenderte estás dando demasiada importancia a las palabras de los otros y das más fuerza a sus opiniones.
En muchas ocasiones, cuando alguien nos insulta o nos lanza un comentario dañino, nuestra primera reacción automática es defendernos. Solemos devolver el insulto o responder con cierta ira. Este tipo de conductas las tenemos de lo más normalizadas ya que incluso desde pequeños es una forma de comportamiento que observamos a nuestro al rededor. De este modo, una enseñanza directa e indirecta a nivel cultural consiste en que cuando nos ataquen, debemos responder.
Un ejemplo muy sencillo pero muy ilustrativo consiste en pensar que somos morenos de pelo y alguien nos dice que somos rubios, ¿nos causaría malestar? ¿lo veríamos como una ofensa?

Cuando Thich Nhat Hanh dice en su relato «No te defiendas» que no tenemos que convencer a otros para ser feliz, pretende remarcar que cada uno tenemos nuestra opinión. ¿En cuántos debates hemos querido imponer nuestra opinión?
Parece que no sepamos debatir para intercambiar opiniones o enriquecernos, sino para convencernos los unos a los otros. Así pues, cuando hablemos con los demás, hagámoslo sin tratar de convencerles de nada.
Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo. No trates de forzar, manipular y controlar a los otros. Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son o lo que tienen capacidad de ser.
Por ello, forzar a los demás a ser como no son, manipularlos o intentar controlarlos es una idea bastante errónea. Tenemos suficiente trabajo con nosotros mismos como para preocuparnos de cambiar a los demás. Además, esta creencia implica que nosotros sí sabemos hacer bien las cosas o que nuestros pensamientos son los correctos, pero, ¿esto es así?
Nuestro camino de desarrollo personal, al igual que el de los demás, es largo, por ello debemos respetar y entender que todos estamos en diferentes etapas de esta evolución. Pretender que los demás sean como queremos que sean, sin duda, es una imposición que solo generará conflicto y malestar. Hemos de aprender a escuchar en libertad y hablar sin imponer.
Instálate en el silencio y la armonía de todo el universo.
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