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Por qué el tiempo pasa más deprisa a medida que envejecemos
Las distintas teorías
Existen distintas teorías que intentan explicar por qué ocurre este fenómeno. Una de las más populares es la teoría de la proporción, que se basa en la idea de que nuestra percepción del tiempo está relacionada con la proporción que cada período de tiempo representa en relación con nuestra vida total. Cuando somos jóvenes, cada año, cada mes, o incluso cada día, es una proporción significativa de nuestra vida total. Por ejemplo, para un niño de cinco años, un año es una quinta parte de su vida total, una proporción considerable, que puede hacer que el tiempo parezca pasar más lentamente.
Sin embargo, a medida que envejecemos, tenemos menos experiencias nuevas y más experiencias rutinarias, y nuestro cerebro no procesa ni almacena estas experiencias rutinarias con tanto detalle, lo que puede provocar que el tiempo parezca pasar más rápido.
Una tercera teoría para explicar este fenómeno es la de la atención y la memoria, que sugiere que nuestra percepción del tiempo puede estar relacionada con nuestra atención y nuestra memoria, y a medida que envejecemos, ambas pueden deteriorarse, de manera que si no prestamos tanta atención a lo que está sucediendo a nuestro alrededor, o si no recordamos mucho de lo que sucedió durante un período de tiempo, podemos sentir que ese tiempo pasó rápidamente.
El punto de vista de la física
El físico Adrian Bejan, del Departamento de Ingeniería Mecánica y Ciencia de Materiales de la Universidad de Duke, en Carlina del norte, ofrece una explicación a este fenómeno basada en la física. Bejan considera que tenemos la percepción de que algunos días parecen pasar más lentamente que otros, estos días «más lentos» suelen estar llenos de productividad, eventos y recuerdos de lo que sucedió.
Las entradas sensoriales que viajan al cuerpo humano para convertirse en imágenes mentales, (los ‘reflejos’ de la realidad en la mente humana), no son continuos, sino que son intermitentes, es decir que ocurren en ciertos intervalos de tiempo, y deben recorrer la longitud del cuerpo desde el punto donde se originan hasta el cerebro a una cierta velocidad.
En el caso de la visión, este tiempo sería el intervalo de tiempo entre sacádicas sucesivas (que son los movimientos oculares para buscar partes interesantes de la escena y construir un mapa mental de ella). Por lo tanto, el tiempo necesario para que una imagen viaje desde un órgano sensorial hasta la corteza cerebral para su procesamiento dependerá de la longitud del cuerpo y de la velocidad de transmisión mencionada.
A lo largo de la vida, la longitud del cuerpo aumenta de forma proporcional a la masa corporal, y además, la longitud de la ruta neuronal para que una señal llegue a un punto en la corteza cerebral aumenta a medida que el cerebro crece y la complejidad de las rutas neuronales aumenta
Cómo ralentizar nuestra percepción del tiempo
Aunque no podemos ralentizar el tiempo, sí hay algunos trucos que podemos aplicar para sentir que se mueve un poco más despacio, como por ejemplo experimentar cosas nuevas y fuera de nuestra rutina habitual puede ayudar a que el tiempo parezca pasar más lentamente, esto se debe a que estas experiencias requieren que nuestro cerebro procese más información y, por lo tanto, perciba que el tiempo se está moviendo más lentamente.
Además, el descanso y la recuperación también juegan un papel importante en nuestra percepción del tiempo, los días en los que estamos descansados y llenos de energía parecen pasar más lentamente porque somos más productivos y tenemos más recuerdos de lo que sucedió, mientras que la falta de descanso puede hacer que nos perdamos de momentos importantes y que el tiempo parezca pasar más rápido.