¿Qué es el pesimismo defensivo?
El pesimismo defensivo es la acción de anteponerse a una situación, imaginando el peor escenario posible con el fin de protegerse.
Quienes apuesta por el pesimismo defensivo suelen ver los aspectos más negativos de la vida, lo cual altera el estado de ánimo y entusiasmo. El fin del pesimismo defensivo es que, en caso de que las cosas resulten mal, a la persona ese fracaso le duela menos.
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El pesimismo defensivo
Las personas que aplican el pesimismo defensivo en sus vidas suelen adelantarse a los acontecimientos e imaginar derrotas que no han ocurrido. Esto lo hacen con la finalidad de protegerse, pues, se anticipan y se predisponen a aceptar los resultados negativos para sentir menos dolor.
Sin embargo, aunque se pueda argumentar que el pesimismo defensivo ofrece una barrera de protección, la verdad es que también puede llegar a destruir a quien vive de acuerdo con esta filosofía de vida, ya que puede hacer que sus capacidades se vean limitadas.
Cabe destacar que existen muchas formas de ver la vida y enfrentarse a los diferentes escenarios y contextos que van surgiendo y todo ello forma parte de los aprendizajes que permiten la evolución de la persona.
Cuando una persona aplica el pesimismo defensivo lo que busca es posicionarse en los peores escenarios para que, si algo resulta negativa, el malestar sea menor, puesto que ya han estado allí.
Dicho concepto fue propuesto por las psicólogas Julie Norem y Nancy Cantor, en su libro El poder positivo del pensamiento negativo, quienes vieron que esta posición podría ser útil al momento de afrontar dificultades.
Esto se debe a que cuando una persona se prepara para lo peor tiene bajas expectativas y la ansiedad disminuye, es decir, que está más preparada para el fracaso. Sin embargo, esta posición puede resultar peligrosa.
El pesimismo defensivo y la autoestima
El concepto de pesimismo defensivo está muy relacionado con el de la autoestima, ya que quienes tienen una autoestima alta tienen la capacidad de enfrentar el fracaso, aceptar y volver a emprender la lucha para obtener lo que deseen, sin importar si han fallado. En cambio, una persona que tiene la autoestima baja no solo deja de intentarlo, sino que abandona cualquier intento por lograrlo.
Por ello, es plausible afirmar que los pesimistas defensivos en realidad tienen una autoestima baja y optan por este modo de ver la vida, muchas veces de forma inconsciente.
El comportamiento de un pesimista defensivo
Lejos de ser un mecanismo protector, el pesimismo defensivo puede llegar a causar daño, pues, la persona se suele comportar de la siguiente manera:
- Con temor al fracaso.
- Dudas sobre sus propias capacidades y habilidades para conseguir resultados favorables.
- Ansiedad.
- Se focalizan en las dificultades y no en lo que es verdaderamente importante.
- Al afrontar un evento, se esfuerzan en evitar el éxito; entre otras.
Este tipo de comportamiento puede generar, a la larga, estrés y hacer que la persona se sienta desesperanzada. Asimismo, puede abrir las puertas al insomnio y la depresión, además de llegar a sentirse insatisfecho y frustrado.
Por el contrario, las personas que son optimistas valoran más sus virtudes, sus habilidades y se enfocan en los puntos a mejorar.
Pero, quienes se dejan arrastrar por el pesimismo defensivo pueden llegar a abandonar las tareas porque sienten que van a fallar, se infravaloran, se colocan en situación de desventaja con respecto a los otros y evitan muchas vivencias que podrían ser favorables.
¿Cómo salir del pesimismo defensivo?
Aunque para algunas personas esto les pueda resultar una estrategia útil, a largo plazo puede ser perjudicial, por lo que es importante que acuda a terapia.
En terapia, no le enseñarán a ver la vida como si todo fuese color rosa, sino que hay una escala de colores que pueden variar, apoyándole a que deje de ver todo en negro. Además, es importante recibir apoyo para poder ver las situaciones de un modo realista, y ser realista implica ver tanto lo positivo como lo negativo, no solo una arista de la situación.
A pesar de que la autoestima está vinculada con la personalidad, la cual suele ser estable, lo cierto es que siempre existe la posibilidad de cambiar la percepción.
Pesimismo vs optimismo
Tal como señala el autor José Palomero Pescador, en su estudio sobre El poder del optimismo, en la historia existen personajes que cautivan por su grado de optimismo, una herramienta que permite acometer con decisión y entusiasmo muchos proyectos o afrontar con valentía y esperanza las adversidades.
Algunos de estos ejemplos son los de personajes como Hellen Keller, Viktor Frankl, Boris Cyrulnik, Teresa de Calcuta, además de millones de seres humanos anónimos.
Pues, los seres humanos, tal como enfatiza el autor, estamos capacitados para convertir las crisis en oportunidades y las dificultades en posibilidades, pudiendo afrontar la vida de forma positiva, con optimismo y sentido, viviendo las situaciones adversas como retos y desafíos en lugar de tomarlas como amenazas o fracasos.
En este sentido, el optimismo se combina con el entusiasmo, la pasión, la valentía, la vitalidad, la persistencia, la esperanza y la confianza, los cuales son ingredientes que nos pueden ayudar a cambiar nuestras vidas y contribuir a mejorar nuestro bienestar y felicidad.
Por ejemplo, hoy día se sabe que las personas que quienes afrontan diferentes patologías con optimismo, tienen posibilidades mayores de alargar la vida, a diferencia de quienes se dejan arrastrar por el pesimismo.
Es por ello que el optimismo ayuda a darnos protección contra la depresión, al igual que la esperanza, a diferencia del pesimismo, nos puede ayudar a encontrar más rápido una salida a una situación difícil. Esto se debe a que las personas optimistas suelen ser más perseverantes y desafiar los problemas con más entereza, decisión y buen humor.
Así que antes de adoptar el pesimismo defensivo como una estrategia, merece el esfuerzo trabajar en mejorar la autoestima y tomar la vida con mayor optimismo.
