Sesgo cognitivo de Defensa de Status o Status-Quo, una resistencia al cambio

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Qué es el sesgo de defensa de status

El sesgo de defensa de estatus es un mecanismo psicológico que lleva a las personas a proteger su reputación y autoimagen, especialmente cuando se sienten amenazadas por información o críticas que podrían disminuir su estatus percibido. Este fenómeno se basa en la idea de que nuestra autoestima está intrínsecamente ligada a cómo creemos que los demás nos ven, y cuando esta percepción está en riesgo, se activan mecanismos de defensa psicológica.

¿Cómo se manifiesta?

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El sesgo de defensa de estatus se manifiesta de diversas maneras, adaptándose al contexto y a la personalidad de cada individuo. Algunas de las formas más habituales son las siguientes:

  1. Negación: Rechazar la validez de la información o crítica que amenaza el estatus, incluso cuando hay evidencia sólida.
  2. Racionalización: Crear excusas o explicaciones que justifiquen el mantenimiento del estatus actual, minimizando la importancia de la amenaza.
  3. Ataque: Responder a la amenaza no con reflexión, sino con agresión hacia la fuente del desafío, intentando desacreditarla.

Ejemplos en la vida cotidiana

No es extraño ver este sesgo en nuestro día a día, por ejemplo podríamos encontrar estos casos:

En el trabajo: Un gerente recibe una retroalimentación negativa sobre su estilo de liderazgo en una encuesta de empleados. En lugar de considerar la crítica constructivamente, defiende su enfoque argumentando que su estilo ha funcionado en el pasado, ignorando las sugerencias y potencialmente etiquetando a los críticos como problemáticos o incompetentes.

 

Psicología detrás del Sesgo

La tendencia a defender nuestro estatus no es simplemente un capricho del comportamiento humano; tiene profundas raíces psicológicas que nos ayudan a entender por qué este fenómeno es tan común y persistente. Analicemos algunas de las principales razones psicológicas detrás de la defensa de estatus.

Autoestima e identidad personal

Nuestra autoestima y nuestra identidad personal están fuertemente influenciadas por cómo percibimos que los demás nos ven. Cuando logramos un cierto estatus, ya sea en nuestro círculo social, en el trabajo, o en cualquier otro aspecto de nuestras vidas, este se convierte en parte de cómo nos definimos a nosotros mismos. Una amenaza a nuestro estatus, entonces, se siente como una amenaza directa a nuestra identidad y autoestima. Para protegernos, nuestro cerebro a menudo activa mecanismos de defensa, como la negación o la racionalización, para evitar enfrentar esa amenaza directamente.

Percepción y comportamiento

El sesgo de defensa de estatus también puede influir significativamente en nuestra percepción y comportamiento. Cuando estamos inmersos en la defensa de nuestro estatus, nuestra capacidad para procesar información objetivamente puede disminuir. Tendemos a ver lo que queremos ver y oír lo que queremos oír, filtrando y reinterpretando la información para que se ajuste a nuestra visión del mundo. Esto puede llevar a una confirmación del sesgo, donde buscamos o damos más crédito a la información que respalda nuestras creencias o estatus existentes.

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