Síndrome del Espejo Retrovisor: cuando el pasado está siempre presente
¿En qué consiste el síndrome del espejo retrovisor?
Algunas personas pueden experimentar el síndrome del espejo retrovisor, que es un trastorno psicológico que se caracteriza por un excesivo apego al pasado, una dificultad para avanzar y adaptarse a nuevas circunstancias y una tendencia a revivir constantemente los eventos del pasado, sobre todo aquellos que fueron especialmente significativos ya sea positiva o negativamente .
La incapacidad para liberarse de experiencias y/o personas traumáticas del pasado es el síntoma principal del síndrome que surge de esta metáfora del espejo retrovisor en el coche, donde la persona sufre pensamientos obsesivos que lo inhabilitan hasta el punto de afectar su vida actual, incluida la toma de decisiones y la salud mental en general (Fonseca, 2005).
Los traumas, los duelos y los casos no resueltos de ansiedad o depresión relacionados con esos episodios del pasado pueden estar detrás de estos síntomas del síndrome del espejo retrovisor, además, desgraciadamente, la prevalencia de ansiedad en España ha aumentado un 34 % en los últimos dos años, según el informe más reciente del Sistema Nacional de Salud (2022).
Consejos para combatir el síndrome del espejo retrovisor
Para avanzar y desarrollarse de manera saludable, es fundamental abordar el síndrome del espejo retrovisor. Técnicas que pueden ser útiles incluyen (Fonseca, 2005):
- Terapia psicológica: la terapia psicodinámica u otras formas de terapia pueden ayudar a las personas con síndrome del espejo retrovisor a reconocer y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos, ya que un terapeuta puede ayudar a la persona a procesar el pasado, aprender a dejarlo ir y desarrollar habilidades para afrontar el presente y el futuro de manera más efectiva.
- Mindfulness y atención plena: practicar técnicas de atención plena puede ayudar a las personas a estar más presentes en el presente y a reducir la cantidad de tiempo que pasan rumiando sobre el pasado. La atención plena puede ayudar a desarrollar la capacidad de aceptar y comprender las emociones presentes, así como la capacidad de dejar ir los pensamientos y preocupaciones del pasado.